Autoestima

Autoestima es una palabra que es la combinación de otras dos: Auto-estima. Es decir: Amor Propio. 

La autoestima es la forma de percibirnos a nosotros mismos. El amor que nos profesamos y con el que miramos cada una de nuestras acciones. El valor que nos damos a nosotros mismos como seres en el mundo. 

El problema es que vivimos en un mundo que desde pequeños decide por nosotros qué es valioso y qué no y, de paso, no deja de recordarnos todas aquellas cosas a las que no llegamos. 

Los seres humanos funcionamos mucho desde la comparación.

Esto en principio no es un problema, pero empieza a serlo cuando vivimos entre anuncios de personas con vidas perfectas y físicos deslumbrantes, redes sociales que nos muestran el éxito de los demás y entornos que suelen dedicarse a machacar nuestra autoestima. 

La mayoría de nosotros terminamos con una autoestima baja y una autoexigencia alta sobre lo que deberíamos estar haciendo, consiguiendo o viviendo. 

Si esto te ocurre, es momento de frenar. De recalcular ruta y comenzar a decidir por ti mismo a qué colocas valor en tu vida. Descubrir por qué ya tienes valor suficiente y qué quieres hacer con el. 

El proceso de incrementar o sanar tu atoestima es el proceso de aprender a quererte, a valorarte por lo que eres más que por lo que quieres llegar a ser o te han dicho que deberías llegar a ser. 

Es el proceso de soltar lastre y dedicarte a ti. 

¿Por qué es importante apoyarme en un profesional?
Un psicólogo conoce cómo funciona la Autoestima. Lo que la hace sufrir, lo que la hace crecer y sabe cómo ayudar a sus pacientes a gestionarla de la manera adecuada. Sabe aportar un apoyo sólido y reforzante al paciente para que se sienta capaz de avanzar y sanarla. Es capaz de acompañarlo en el camino de cambiar su forma de gestionar la vida, su identidad y su valor en el mundo para ayudarle a recuperar la sensación de sentirse válido y suficiente. 

No sé por qué, pero cuando se trata de un motor estropeado nadie duda de contar con un mecánico. Es casi inevitable. En las películas americanas siempre se ridiculiza al padre de familia que quiere hacerse el fontanero por ahorrarse unos dólares y al final acaba de agua hasta las orejas. 

El problema es que toda la vida nos invitan a autogestionarnos. A saber controlarnos y mantenernos estables. Pero si te das cuenta, ¡no nos han enseñado a hacer eso en ningún momento!

En mi cabeza suena tan absurdo como si alguien esperara que yo supiera arreglar mi coche sin tocar un libro de mecánica… Ni lo intento, y si lo intentara me frustraría y perdería mucho tiempo en vano antes de llamar a un profesional. Incluso puede que rompiera aun más mi motor. 

Tu motor es la mente que viene sin instrucciones desde que naciste. Es totalmente normal contar con alguien que ya sabe cómo funciona y puede ponerte las cosas mucho más fáciles y agradables. 

No puede haber decisión más valiosa, y te lo digo con el corazón en el teclado. 

Todo lo que construyas al rededor de ti crecerá tanto como estés creciendo tú.

Tu familia, tu relación de pareja, tus hijos, tu trabajo. Todo comienza en el mismo punto, tú. Y cuánto más trabajes ese punto, cuánto más lo mimes y lo ayudes a crecer, más podrá dar a su entorno y más grande se volverá este. 

Acompañar un desarrollo personal para mí es un profundo honor. Es asistir al nacimiento de un milagro, ver cómo la vida se abre paso y crece dentro de un ser humano. 

¿Por qué es importante apoyarme en un profesional?
Un psicólogo conoce cómo funciona el ser humano, lo que le atasca, y lo que le ayuda a avanzar. Sabe cómo ayudar a sus pacientes a gestionar su crecimiento de la manera adecuada, aportar un apoyo sólido y reforzante al paciente para que se sienta capaz de crecer, gestionarse y disfrutar del proceso.

Es capaz de acompañarlo en el camino de cambiar su vida, sus emociones y su dolor para ayudarle a recuperar el control, tomar acción de cambio y desarrollarse. 

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